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El sueño y la memoria
El vocablo sueño viene del latín somnus, somnoliento; designa tanto el acto de dormir como el deseo de hacerlo o tener sueño.
Los niños pequeños deben dormir a intervalos varias veces en el día, pero en el adulto el sueño nocturno de unas ocho horas, se fragmenta en cuatro o cinco etapas de unos 90 a 120 minutos cada una. La necesidad de sueño en ellos puede oscilar entre 5 y 9 horas diarias.
En épocas de mucha actividad intelectual puede aumentar la necesidad de dormir; el estrés, la ansiedad o el ejercicio físico practicado por la tarde pueden disminuir la cantidad de sueño.
La tendencia fisiológica normal, no siempre posible de cumplir, es retrasar ligeramente la fase de sueño con respecto al ciclo convencional de 24 horas y dormir una corta siesta en horas del mediodía.