¿Cuándo llegará el tiro de gracia a la saga construida en torno a La Habana y un supuesto síndrome? Quizá dentro de 37 años, según pronosticó en mayo el Departamento de Estado. El abuso de la imaginación y la calumnia deberían tener límites también para “el imperio más poderoso”. Demasiadas invasiones y “espléndidas guerritas” han tenido como preludio un arsenal de mentiras, pero el hecho es que la historia de los incidentes de salud reportados por diplomáticos estadounidenses en Cuba, sencillamente, no da para más.
“El daño ya está hecho, ya cumplió su objetivo y el tema sigue siendo un pretexto conveniente para justificar lo que de otra manera no tuvo, no tiene ni tendrá sustento. Sobre una acusación falsa se montó una escalada de declaraciones y acciones que endurecen el bloqueo y redoblan la hostilidad contra nuestro país”, dice a Cubadebate Johana Tablada de la Torre, subdirectora general de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
En agosto de 2017, los titulares esparcían la noticia: diplomáticos de EE.UU. fueron blanco de “ataques acústicos” en Cuba. El Departamento de Estado alegó que al menos 22 personas se vieron afectadas por una pérdida auditiva inexplicable a partir del otoño de 2016. La reacción desmesurada no se hizo esperar.