Publicado por cubanoypunto

Por Germán Sánchez Otero
Venezuela es el país que más frecuenta Fidel en toda su vida: once veces. La primera visita ocurre en abril de 1948. Tiene 21 años y va hacia Bogotá a un congreso latinoamericano de estudiantes, de solidaridad con las causas anticoloniales y antimperialistas –Puerto Rico, Las Malvinas, Panamá– y contra las dictaduras. Antes, pasa por Caracas a fin de invitar a los universitarios venezolanos.
A solo tres semanas de triunfar la Revolución, entre el 23 y el 26 de enero de 1959, viaja a Caracas para agradecer al pueblo de Bolívar su generosa solidaridad; la presencia en Venezuela del victorioso jefe guerrillero es un suceso histórico, debido al apoyo que le tributan todos los sectores sociales y por sus respectivos discursos en la Plaza del Silencio, en la Universidad Central y en el Congreso de la República.
Tres décadas después, en febrero de 1989, arriba a la Patria hermana por tercera ocasión, a fin de participar en la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez –quien restablece los nexos diplomáticos con la isla–. Fidel es ahí la figura más relevante y realiza encuentros durante cuatro días con grupos de dirigentes políticos, religiosos y sociales, y con empresarios y periodistas. Un joven militar, que trabaja en un edificio frente a Miraflores, se asoma a la ventana y observa a Fidel cuando los presidentes llegan al palacio presidencial. “Allá va el Comandante Fidel Castro, esperanza de nuestros pueblos”, piensa a solas el mayor del Ejército Hugo Chávez, se para firme de lejos y le extiende un enérgico saludo militar…
En 1991 viaja en forma discreta a la pequeña isla La Orchila, por invitación de Carlos Andrés, para dialogar con este y con el presidente español Felipe González, ambos porfiados en tenderle una alfombra a Cuba para restaurar el capitalismo en medio de la bancarrota de la Unión Soviética.
Seis años más tarde, en octubre de 1997, participa en la Cumbre Iberoamericana, que se celebra en la isla de Margarita, siendo presidente Rafael Caldera.
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