Archivo de la categoría: Colonialismo cultural
La libertad de saber ejercer la libertad
Por Luis Toledo Sande, publicado en La Jiribilla
Estos apuntes no pretenden discutir sobre el derecho con que cada quien pueda sentirse a practicar festividades, aunque sean ajenas a nuestra cultura y a nuestras tradiciones nacionales, como Halloween. Si por las huellas de la cultura europea se celebran aquí —el 1 y el 2 de noviembre, respectivamente— el Día de Todos los Santos y el Día de Muertos, qué más da —podría pensarse— celebrar su víspera el 31 de octubre. Eso es Halloween, y así como al parecer hay quienes se sienten con derecho a celebrarla, hay también quienes se sienten con derecho a considerarla una impostación.
Sin sucumbir al deseo de adentrarse en el tema, aquí solo se roza un detalle, ¡pero qué detallito!, de la reciente celebración de Halloween en al menos un territorio cubano, anticipada seguramente para aprovechar las bondades del fin de semana. Suponer permisible todo lo que las leyes no prohíban, reduce el papel de la cultura, y sobre todo de la ética, a un plano mucho menor que el que se les debe respetar. Cuando hay contradicción entre las leyes y la moral, probablemente lo más honrado sea apreciar el peso rector de esta última, sin tomarla por ello como patente de corso para delinquir.
Diario madrileño El País: la oreja peluda de la restauración colonial
Por Pedro de la Hoz, publicado en La Jiribilla
A los fluidos y entrañables vasos comunicantes entre los pueblos españoles y el cubano —cada uno de los pueblos de la Península ha dejado entre nosotros una impronta que late en todos los ámbitos de la vida insular—, hay quien pretende, a estas alturas, colocar obstáculos, enturbiarlos.

de la publicación de la novela Gallego, de Miguel Barnet. Imagen: Internet
Los Grammy Latinos y la esencia del escorpión
Por Mauricio Escuela, publicado en La Jiribilla
Antes de que Cuba tuviese su primer teatro o su primer periódico, había
ya en la ciudad de Santiago de Cuba, un compositor tan notable y enterado
como Estaban Salas (…).
Alejo Carpentier
Prefacio a La música en Cuba
La música cubana está inscrita en los más altos sitiales del arte, reconocida como una de las matrices y génesis de los formatos y las expresiones que enriquecen la cultura latinoamericana. El propio Alejo Carpentier en su célebre libro La música en Cuba reconoce la naturaleza orgánica e intrínseca del archipiélago en la hechura de un lenguaje, de un sabor y una mística. En estas tierras surgen los instrumentistas, compositores y cantantes casi de forma natural y existen familias enteras que, por generaciones, aportan brillantez y belleza, profundidad y sentido.
Esta historia, que antecede por mucho a los grandes premios de la industria mediática del hemisferio, ha sido también el terreno donde se producen constantes choques de lo que se conoce como Guerra Fría Cultural, un proceso que se estudia en la academia y que tuvo su génesis en el conflicto de sistemas políticos desde la Revolución de Octubre de 1917 y el surgimiento de la bipolaridad mundial. Aunque importantes historiadores, como Frances Stonors, nos hablan de una Guerra Fría cultural casi enfocada únicamente en los clásicos de la literatura o en la mal llamada alta cultura, la práctica ha llevado a reconocer que existe también a partir de las manifestaciones de la creación popular tales como la música, la oralidad y otros productos que poseen un alto impacto en el imaginario colectivo.
Aquí se libra una guerra semiótica (también)
Por Fernando Buen Abad Domínguez, publicado en Rebelión
Todas las ofensivas que prepara contra Cuba el imperio yanqui, disfrazado de “hombres y mujeres libres”, es una emboscada de provocaciones infestadas con golpismo rancio y prédicas criminales. Nada nuevo. Viejo veneno en frasquitos nuevos. No vamos a cansarnos en la denuncia y menos en el combate. Aquí se libra una Guerra Semiótica que nos exige inteligencia veloz y ubicua. Respuesta rápida y debate a fondo. Atacan por doquier, usan los gustos, los placeres y las feligresías. Usan las penurias y usan nuestros errores. Su inmortalidad no tiene límites y su sueño añejo es infiltrarse en las cabezas de los jóvenes y los no tanto. Dicen que la Segunda Guerra Mundial la ganó Hollywood.
En el método del camuflaje “liberal” (que en realidad es libertino) están sembrados dispositivos perversos para, con semejante auto-bautizo, hacernos creer que somos nosotros los equivocados y los enemigos de la libertad y el libre desarrollo de la humanidad. Con ese discurso andan desatados por el mundo las jaurías de las derechas, y las ultraderechas. Pontifican alharacas camaleónicas con la meta única de generar engaños y confusiones en las cabezas de los despistados. A otro perro con ese hueso.
Revoluciones de colores, esnobismo y música incendiaria (IV)
En marzo de 2010 Marruecos acogió a la banda de Hip-hop Chen Lo y The Liberation Family, conocida actualmente como The Lo Frequency.
Por José Ángel Téllez Villalón, publicado en El Candil del Clip, Cubahora
Para su “guerra por otros medios” las elites imperialistas no han hecho solo empleo del rock, sino también del Hip hop. Para adecuar sus operatorias a los nuevos tiempos, a los nuevos adoradores de sus símbolos musicales. Dos géneros nacidos en las capas más humildes de la sociedad estadounidense, cooptados y purgados de contenido político, mercantilizados por las imperialistas industrias culturales, instrumentalizados, mediantes sus expansivos sistemas de propaganda cultural, para ganar adeptos fuera de frontera y consolidar su Soft Power; según sus interés geopolíticos y de clases. Como hicieron antes con el jazz, para invadir las mentes y los corazones con su “cultural freedom”.
Como planteó Patrick Iber, el autor del libro Neither Peace Nor Freedom: The Cultural Cold War in Latin America (2015): “El objetivo del arte (o de la propaganda, quizás) de la Guerra Fría Cultural fue crear una manera no solo de pensar el mundo, sino de sentirlo emocionalmente. De inspirar lo que Raymond Williams llamaba los “structures of feeling” que orientan a la élite cultural —y, tras ellos, a la gente común— hacia una manera de sentir el conflicto”.
15 ESTRATEGIAS DE MANIPULACIÓN MASIVA
Tomado de Bloghemia