Publicado por cubanoypunto

Por Frei Betto, tomado de Cubadebate.
En tiempos de intolerancia religiosa, tocar determinados temas resulta polémico. Eso es lo que provoca el teólogo estadounidense David Bentley Hart, de la Iglesia Ortodoxa, autor de That All Shall Be Saved (Que todos sean salvos), en el que defiende la tesis de que del otro lado de la vida no existe el castigo eterno. Dios, en su amor misericordioso, les dará a todos los pecadores una amnistía amplia, general e irrestricta. En cuanto a los pasajes bíblicos que hablan sobre el castigo que sufrirán los malos, Hart afirma que son un abordaje metafórico.
Esta tesis tiene incómodos a los cristianos fundamentalistas que, en nombre de Jesús, condenan a las profundidades del infierno a todos los que no concuerdan con sus ideas. Ni siquiera se percatan de que, al hacerlo, se revisten de tal arrogancia que pretenden colocarse en el lugar de Dios.
Tiene incómodos también a quienes necesitan evocar continuamente al demonio para inculcarles a los fieles el arma de sujeción más sutil y eficiente: el miedo. Si no hay infierno, no hay demonios, excepto los que aquí, en este mundo, condenan al infierno a quienes no rezan según su cartilla al bombardear la libertad de expresión, incendiar centros de candomblé, desdeñar imágenes católicas y pronunciar en vano el Santo Nombre de Dios para hacer politiquería.
La creencia en que después de esta vida habría para algunos un lugar de tormento aparece también en las tradiciones religiosas hindúes, babilónicas, egipcias, germánicas, finlandesas y japonesas. En el Primer Testamento se denomina a ese lugar sheol, “la región de los muertos”. En la mitología griega, esa región esa gobernada por Hades, quien fascinado por la lira de Orfeo, le permitió recatar a Eurídice del mundo inferior.
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