Tan temprano para la naciente Revolución cubana como el 6 abril de 1960, el Subsecretario de Estado para Asuntos Iberoamericanos de los Estados Unidos, Lester D. Mallory, redactó el contenido de un memorándum secreto, desclasificado en 1991, donde afirmó:
“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) No existe una oposición política efectiva (…) el único medio posible para hacerle perder el apoyo interno (al gobierno) es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno.