La fuerte represión que ha sufrido el pueblo peruano se explica por la persistencia de las políticas de la Doctrina de la Seguridad Nacional que guían a las Fuerzas de Seguridad de Perú, inoculadas por Estados Unidos.
Todos quienes conocemos algo de historia y de geopolítica sabíamos que era cuestión de tiempo que al presidente Pedro Castillo lo sacaran del poder en Perú. Al igual que le pasó al presidente Salvador Allende, a Castillo, los poderes fácticos, desde el primer momento, no lo dejaron gobernar y, generando las condiciones para un jaque mate, le dieron un golpe de Estado el 7 de diciembre de 2022.
El intento desesperado del presidente Pedro Castillo de cerrar el Congreso y llamar a una Asamblea Constituyente no pudo frenar lo que el mismo Congreso iba a realizar ese mismo día: una votación para destituirlo.
El Congreso peruano, y como se preveía que sucediera, y así sucedió, terminó declarando la destitución de Pedro Castillo, por «incapacidad moral», con 101 votos a favor, y decretó que asumiera el cargo la vicepresidenta Dina Boluarte.