Publicado por cubanoypunto

Esther Barroso: Le doy la bienvenida al programa “Entrevista”, de Cubavisión Internacional. Este diálogo tiene lugar cuando se cumplen 5 años de su regreso a Cuba, después de 16 en prisión. Gracias por estar aquí, bienvenido y feliz año nuevo, pues ya se acerca el 2020. Gerardo, ¿en qué condiciones y circunstancias físicas y emocionales recibe usted la noticia de que va a ser liberado?
Gerardo Hernández: La noticia como tal fue el 16 de diciembre, o sea, el día antes. Fue todo parte de un proceso y fue diferente para los tres. Estábamos en tres prisiones diferentes, Ramón, Antonio y yo. El día 15 en las respectivas prisiones, nos avisan que empaquemos nuestras cosas que nos vamos. No dicen para dónde. Ese día volamos los tres para una prisión en Carolina del Norte donde pasamos la noche en el hueco, lo que se conoce como hueco o celda de castigo. Al otro día nos dan la noticia. Mi historia había comenzado 11 días antes. El 4 de diciembre me sacan de la prisión, sin decirme mucho, solo: “empaca tus cosas”. Me trasladan a una prisión en Oklahoma y me tienen 11 días en una celda de castigo y ahí llega el día 15. Pero la noticia como tal, la certeza, fue el día 16.
—¿Hasta qué punto tenía conocimiento o sospechaba que se estaban haciendo negociaciones muy importantes? ¿Qué sintió en ese instante en que finalmente conoce que va a regresar libre a Cuba?
—Nosotros nos sabíamos nada, no estábamos al tanto de lo que estaba ocurriendo, pero, obviamente, analizábamos la información de la que disponíamos y sabíamos que habían salido los editoriales en el New York Times abogando incluso por un intercambio de presos entre los dos países, abogando por mejores relaciones, etc. Era todo parte de un proceso y sabía que existía la posibilidad. Uno aprende en los años de prisión a no hacerse ilusiones y hasta que no nos dieron la noticia, no teníamos la certeza. Fue, te puedes imaginar, una alegría muy grande. Recuerdo como si hubiera sido hoy ese momento. Para los tres que recibimos la noticia juntos, una alegría grande. Estamos hablando de más de 16 años de prisión, de alrededor de 20 fuera de Cuba, y saber que se iba a producir ese regreso, es realmente indescriptible lo que uno siente en ese momento.
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